miércoles, 30 de septiembre de 2015

Película victoriana.


Quizás y tan solo quizás,
las heridas que me hiciste,
los arañazos que me diste,
ahora pronto supuran,
entre andamios irrompibles
y paredes difícilmente quebrantables.

Entre suicidas abocados al abismo,
alcohólicos rezagados de la sociedad,
que buscan la luz
en el reflejo de su botella de coñac,
la que les acompaña hasta el final,
puesto que toda luz se consume
y toda oscuridad alumbra.

Unos labios carnosos,
deseosos y hambrientos
de una piel que sin ser tuya,
reniega y chilla ante mi ausencia.

Y que la noche continúe
cual orgía entre miserables
que no sufren mal de amores
porque de pecados llenan sus corazones.

A su vez ¡y cómo no!
los malditos enamorados,
sin pecados, sin pecadores,
sin gritos de camas profundas,
sin gemidos de posibles difuntas,
sin latidos de exótico placer,
sin descanso tras el amanecer.

[Aparece la noche. Se acaba el poema.]


[[No se oyen más gritos. Ni de asesinos ni de gemidos]]


Att:La chica de la habitacion de al lado.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Diosa y mediadora artificial.


En mi cabeza se repite constantemente
"no es justo" "no es justo" "no... es... justo"

pero apelar a la justicia,
como diosa, villana o mediadora,
en el amor, carece de sentido.

El sentido estricto de justicia,
queda limitado al sentir.

Al sentir la felicidad de una familia
al descorchar una botella de champán
en una celebración,
o al sentir como te arrancan el corazón.

Fragmentos de emoción,
que conectan entre sí
y te hacen llorar,
sentir que no eres válido
para todos los demás.

Att: La de las sandalias destrozadas.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Tendencia romántica fallida.


Algo bonito, algo idílico,
algo que tú y yo nunca tendremos
o que siempre fuimos
pero a nuestra manera,
de película hollywoodiense,
de joder y joderse.

Coincidir en caer para levantarse,
para no hacernos tanto daño,
porque nunca luchamos en vano, (la cabeza bien arriba)
frente a frente,
codo con codo,
armados y degollados.


(fin del juego)
Tú esperas, callas y aguardas
yo arranco, acojo y destrozo,
enciendo y apago,
prendo y desciendo,
vuelo y sueño,
duermo y te observo.

En tu mesa de trabajo
bajo tus sábanas escondida
desnuda pero vestida
esperando tu mirada,
que como si de una llamada se tratara,
me pone en pie e incita a caminar,
a marcharme a otro lugar;

no quieres que esté ahí
porque sin mí no te cuestionas
(COMO PERSONA)
no te enfrentas al espejo
y a tus defectos
y no piensas en no saber amar
porque tiendes a hacerlo.



Att: La chica del segundo intento.