lunes, 30 de enero de 2017

Brotes y raíces.


Intento seguirte, tocarte con mis manos
y llegar a tu cabeza,
pero vives en una ciénaga
dónde sólo hay una salida
a la que te lleva una luciérnaga,
pequeño insecto que brilla en plena oscuridad,
entre la mierda de tu testarudez congénita,

donde antes te sentías en calma;
sólo era tuya y nadie se entrometía,
pero un buen día la locura te desborda
rompes en mil cristales
y no sabes donde está la línea.

Buscas en tu pasado y no encuentras respuesta,
porque sólo la hay en el futuro,
conmigo,
de camino a ningún sitio
y de camino a todos a la vez.

No seremos fijos, ni estables en los sitios
porque nuestras cabezas se cuestionan continuamente,
luchamos contra nosotros mismos
y necesitamos escapar.

Escapar a tu lado es una aventura,
para llegar a las raíces de nuestra locura.

Att: La de las ideas descabelladas.

domingo, 11 de septiembre de 2016

La revoltosa.


Sobre la fecha de nacimiento
nunca supe que más decir,
tu mirada ondeando el horizonte
y la sonrisa manchada de carmín.

Ambos elementos,
propiciaron mis mudas palabras
ambos movimientos,
interrumpieron todas mis dudas.

Sopesaba si era cierto
el que me querías sin cesar,
que me soñabas despierto
y que en la orilla no me dejabas de imaginar.

Yo el atardecer incesante,
tú la marea embravecida,
yo la Luna, el Sol y el viento,
tú el día tras día.

Pocos versos bastarían
para describir tu esencia
pero las palabras no acogen
todas tus inclemencias.

Ruego que sigas,
ruego que ME sigas,
ruego que no te vayas
y que te quedes en la mañana.

Que me beses es la utopía
de cualquiera que quisiera,
vernos es un cuadro
de divina procedencia.

Estupideces y bromas a parte,
bromas de las nuestras,
las cosas que el resto no entiende
cuando fumábamos sin parar...

El tiempo era partido,
entre cosas que debíamos
y momentos que queríamos.
Entre condicionales que cuestionaban:
Si podríamos.
Si funcionaría.
Si el uno para el otro,
o un portazo cualquier día.

Pero funcionó. (Sigue funcionando)

Att: Lachicaconlasgafasmáshorterasdelmundo.

jueves, 28 de julio de 2016

Carta a una Diosa


Nunca seré la mejor hija del mundo porque la perfección no va conmigo, no funciona, no cala hondo, pero en mi propia imperfección me defiendo, resisto el golpe e intento no ahogarme continuamente y es en ésto en lo que sobrevivo y aprendo; la resistencia no me salvaría de nada sino fuera porque tengo mi ancla particular, que me sostiene en tierra cuando debo y me deja elevar cuando es necesario, cuando mi afán de libertad es mayor que cualquier regla a seguir y cualquier dogma que acatar.

Y ésa es mi madre, mi As en la manga, la tormenta personificada, tormenta como concepto, desde aquella que arrasa con furia a cualquiera que pase por delante a esa otra que hace de la noche un momento sin tanta oscuridad y en el que puedes caminar entre bosques o ciudades de papel  porque cada relámpago ilumina el camino y cada trueno te recuerda como de volátil y frágil es todo aquello y cómo debes andarte con sumo cuidado.
Ella es la tormenta, algo que si miras con ojos temerosos te rugirá en la cara y que si dejas que te acompañe de por vida, cuando salga el Sol y desaparezca por un tiempo, echarás en falta.

Alguien como yo, que escribe cuando necesita no tiene necesidad de dedicarle cuatro palabras vacías de mierda haciendo ver que la quiero con locura el día de la madre porque la quiero con locura (porque ella es Locura) el resto del tiempo, es mi guía, aquella a la cual no soporto parte del tiempo y sin la que no podría vivir TODO él. Ahora es cuando entenderéis que las relaciones son más complejas que lo que alguien como yo puede explicar.

Ella y yo nos queremos tanto como discutimos, me enseña tanto como nos reímos estando tiradas en el sofá y se me encara hablándome de dónde podría llegar con este cerebro y esta mente tanto como yo dejo de escuchar por momentos. Y así funciona, sin mentiras, sin relaciones perfectamente falsas y carentes de.
De punto y aparte.

Mamá, eres tú la persona que más se esfuerza y que más lucha que conozco, NUNCA te dejas doblegar por nada ni nadie, eres de fuego, de metal y de piedras preciosas, eres la reina de tu casa, eres todos tus ideales y todos los libros que lees, eres toda esa música que escuchas y todo el mundo que has recorrido, eres la leona de la selva, la brisa de la Coruña en pleno Agosto y el rugido de una pantera, todo a la vez. Pero si de todas esas cosas que eres (y te conforman como persona) sólo pudiera quedarme con una, es que eres mi madre.

Gracias por haberme enseñado a valorar la vida de una forma tan peculiar al resto del Universo, gracias por haberme abierto un libro y enseñarme todo lo que esconden porque sin ese ínfimo detalle no llegaría a donde quiero llegar, gracias por levantarme las veces que caía, gracias por mostrarte fuerte y valiente, gracias por no dejarme perder el camino, GRACIAS por ser quien eres.

Me has enseñado más de la vida de lo que jamás te podrías creer y de lo que nunca nadie podrá.

Te quiere el desastre que tienes por hija,

                                                                          Jezabel.

martes, 26 de julio de 2016

Amables y amantes.

He de mencionar antes de que sigáis leyendo que esto es una ocasión especial y mi blog está dedicado en exclusiva a la poesía que escribo, pero necesitaba desahogarme de alguna forma y entre manos tenía ésto y ¡ale hop!
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Mirad, hablo en nombre de personas como yo y perdonadme si mi voz se eleva por encima de mis posibilidades (o de lo que debiera).

He atisbado que en realidad no podría vivir sin las conexiones que establezco con aquellas personas a las que amo (incluso a cosas que aun siendo inertes hacen que me emocione), esa emoción que sientes, que percibes, que asimilas al conocer a alguien que comprende todo lo que eres y que no sólo te escucha, además te entiende con el corazón y te enamora con una sonrisa o una mirada sentida; es en esos momentos cuando parece que ninguna bruma a tu alrededor puede surgir, que ningún miedo jamás te hizo ni podría hacerte temblar, que ninguno de tus antiguos amantes nunca pudieron destrozarte el corazón y que ninguna de las discusiones que tuviste de adolescente, te cambiaron por dentro. Y evidentemente, que nunca fuiste un cobarde de mierda.

Esa clase de personas que se dejan emocionar, porque efectivamente, eres tú el centro y motivo aparente de su emoción, pero la realidad (en este caso, SU realidad) es totalmente distinta, se emociona porque es la emoción andante y pensante, (¿el club de la lucha? ¿filosofía barata de mercadillo? ¿inspiración divina?...) se emociona porque siente como se le desbordan las lágrimas de los ojos como metáfora del desbordamiento del corazón. Porque te mira directamente con esos ojos color cielo y puedes ver lo que está pensando, lo que atiende cuando estás en frente.

Son esa clase de personas las que hacen que mi (que nuestra) vida tenga algo de sentido y no se convierta por completo en una vorágine inestable de sucesos, amores fallidos y relaciones que acaban yéndose a la mierda.

Quizás lo único que necesitamos son más personas así, amables y amantes.

Amables y amantes.


Att: La tía que nunca pintaba nada.

lunes, 30 de mayo de 2016

El anonimato y la ventaja.


Trinidad nunca dormía,
cabeceaba ante el cansancio
haciéndose con ella el hastío
la pereza del que será de mañana
y la duda ante su futuro.

Rimaba en rima asonante
aunque de escribir no sabía,
recitaba oros poemas
y así la poseían.

La literatura corría por sus venas
acompañada de unas gotas de jazmín,
perfume que inhalaba
cuando no sabía que más decir.

Nunca la noche pudo con ella
pero durante el día era otra cuestión,
más compleja, más amarga
viviendo encerrada en su salón.
Creatividad no era su palabra favorita
porque siempre surgía Frustración.

Trinidad nunca fue mía
porque, ella, jamás me acompañó;
me faltaba su presencia,
al rededor de mi ser,
ella era musa maldita
encerrada en un mal motel.

La suciedad le cubría,
la suciedad que no la dejaba crear,
ésa misma que a veces le decía:
                               
                        "Nunca pares de soñar".

A mi lado se sienta un caballero,
sin cabellera,
mirándome sin cesar,
como decirle que no soy la que piensa
y que me deje de espiar,
cuando yo siendo la de siempre
no dejo de observar
cómo se viene Diciembre
y cómo el pasado se va.

Frío y marchito,
las hojas volando viajan
en una estación no correspondiente
a juego con mi soledad.

Repleta de amantes diréis que estoy
pero el diluvio que navega por mis manos
es metáfora constante,
de lo que siempre te he llorado
y de lo tanto que me faltaste.

Fundido a negro.
Termina el acto, se baja el telón,
se terminan los aplausos,
acabo con la función.

Att: Metáfora y delirios.

jueves, 12 de mayo de 2016

Las piedras del calzado (Parte I)


Ironía andante, de palabra fácil,
un ente móvil, que atrae, que gusta,
que te llama a las tres de la mañana,
que esnifa cada noche
y te recuerda que tú no lo hagas.

Que de blanco se cubre
y entre vómitos se hunde.

Parece que sabe manejar
un avión a  trescientos mil kilómetros,
de mi mar, de mi océano, de mis noches.

Se marea y se pierde en sus entrañas,
en la ceniza del tabaco
que solíamos fumar.

Estoy hablando de un poeta de tres al cuarto,
de un borracho más,
de tu vecino de al lado,
de un viandante al caminar.

Del hombre que enamora,
que daña y que duele,
aquel que te toma cual musa
porque no recuerda tu nombre,
aunque sí cada páramo de tu piel,
al que una vez le cediste tu alma
para que se inspirara
y no la volviste a ver.

Una vez tú, ya, reconstruida
y olvidado al payaso de vino y motel,
medraste como persona;

ya no te supiste reconocer.


Att: La que evitaba a escritores frustrados.

domingo, 1 de mayo de 2016

Carta a la desfachatez.


Entablar, entablar, entablar conversación,
luchar, luchar y luchar sin pasión,
no me convence.
                                                      STOP.

Como una de esas tardes
en las que despierto con una canción en mente,
que no tomo café,
por si me vuelvo aún más demente,
que no dejo de soñarte
de respirar por donde pasas,
de taparte con sábanas
hasta que llegue mañana.

De ahogarnos y que vuelen las cenizas
de lo que un día fuimos,
ahora hecho trizas.

Que no muchacho, que no se sigue avanzando,
el estanque donde llegamos
me dice demasiado,
me susurra advirtiéndome
                          ¡Cuándo le has amado!

Y la reciprocidad era nula, escasa, intacta,
mientras esperaba tu marcha,
me imaginaba en otros ojos
pero jamás,
                 
                  ninguno como los tuyos.

Att: La de los ojos infinitos.